Diente de león (Taraxacum officinale) – Plantas que curan

El diente de león es una de esas plantas medicinales muy conocida por aquellos que están familiarizados con los remedios naturales. Es una hierba que crece fácilmente, ya que solo precisa de un clima templado con temperaturas moderadas para poder desarrollarse. De hecho, podemos cultivarla en casa o encontrarla sin esfuerzo en el campo o la montaña.

¿Qué quiere decir «diente de león»?

Una traducción más o menos literal sería «cura del desorden«. Esta planta pertenece a la familia de las asteráceas y su nombre científico es Taraxacum officinale, que deriva del griego taraxos (desorden).

No obstante, como sucede con otras plantas que curan, el diente de león es conocido con diferentes denominaciones: lechuguilla, cerraja, achicoria amarga, botón de oro…

¿Por qué el diente de león es una de las plantas que curan?

Son múltiples y variados los beneficios que se le atribuyen a esta planta tan común:

  • Favorece el tránsito intestinal. Sobre todo mejora el estreñimiento gracias a sus cualidades laxantes.
  • Previene los cálculos renales debido a sus propiedades diuréticas.
  • Funciona como depurativo favoreciendo las funciones de hígado, estómago y riñón. Aumenta el nivel de secreción de bilis, lo que lleva a mejorar las funciones hepáticas y estomacales.
  • Contiene luteína y zeaxantina, que ayudan a reducir el riesgo de cataratas y de degeneración macular.
  • Mejora la calidad y la textura de la piel, suavizando el acné y las descamaciones gracias al control hormonal.
  • Ayuda a la prevención de la anemia, ya que también contiene hierro.

No obstante, la función más conocida de esta planta medicinal es la de mejorar la retención de líquidos, favoreciendo de este modo:

  • La eliminación de toxinas, liberando al organismo de agentes nocivos para nuestra salud.
  • La disminución del volumen corporal, al ayudar al organismo a deshacerse del exceso de líquidos.
  • La reducción del peso total, aunque hay que tener en cuenta que no es una reducción de la grasa almacenada, sino del exceso de fluidos.

El modo más conocido de preparar el diente de león es en infusión. No obstante, podemos adquirir otras presentaciones que facilitan su consumo, como son las gotas y las cápsulas.

Una manera poco conocida de beneficiarse de sus cualidades es el cocinado, ya que tiene un alto valor nutricional y es muy rica en:

  • Inulina y pectina, ambas proteínas.
  • Minerales como calcio, potasio, cobre, magnesio y hierro.
  • Vitaminas C, A y B6, también riboflavina y tiamina.

El mejor modo de ingerir sus hojas es en crudo, porque así conserva todos sus nutrientes, pero también se pueden cocinar.

Así que esta hierba de bonitas flores blancas, una ingente cantidad de beneficios y empleada como preventivo a lo largo de muchos siglos es una de las plantas medicinales más estudiadas y valoradas en la actualidad.