Las plantas medicinales han sido conocidas desde la Prehistoria por gran variedad de culturas. Estás plantas, con propiedades muy beneficiosas, eran y son un recurso muy usado como tratamiento o como acompañamiento de tratamientos. Las plantas que curan son una opción natural a la hora de tratar afecciones comunes. Es el caso de la amapola, conocida por sus propiedades principalmente sedantes.
Descripción de la Amapola (Papaver rhoeas)
Es originaria de Eurasia y África del Norte, aunque en la actualidad se puede encontrar en prácticamente en cualquier lugar, llegando a ser muy abundante y considerada incluso una mala hierba. Suele alcanzar una altura media de 50 cm, pudiendo llegar al metro de altura. Su tallo erecto y delgado está repleto de vellosidades blancas, que le otorgan un tacto suave y un aspecto brillante. Sus hojas son alargadas y de bordes dentados, y aparecen a lo largo de todo el tallo desde ramas. Son anuales y florecen en primavera.
Se aprovecha la totalidad de la planta, puesto que los frutos y semillas son usados para fines alimentarios, mientras que sus flores y hojas pasan un proceso de secado para fines terapéuticos.
Propiedades y usos de una de las plantas que curan
Los compuestos presentes en sus hojas, y en mayor proporción en sus pétalos, hacen de esta hierba una planta medicinal:
- Alcaloides: le proporcionan efecto sedante y espasmolítico. Pueden ser muy útiles en el tratamiento de problemas de ansiedad, sueño, nerviosismo, náuseas y migrañas debidas a problemas emocionales.
- Mucílago: proporciona suavidad a las mucosas, siendo de ayuda en el tratamiento de problemas respiratorios, irritación de garganta o conjuntivitis.
Recomendaciones de la Amapola (Papaver rhoeas)
Según el uso que vayas a darle puedes elegir entre varios formatos: infusión, extracto fluido o polvo. Y a pesar de pertenecer a la misma familia (papaveráceas), no debes confundirla con la adormidera.
Y un último consejo: no uses estas plantas medicinales durante el embarazo o lactancia.