En la naturaleza, encontramos algunas plantas medicinales con aplicaciones tan variadas que se consideran imprescindibles.
Descripción del Ajenjo (Artemisia absinthium)
También es conocida como hierba santa o artemisia amarga. Procedente de Europa Occidental, está presente en casi todos los países europeos, Asia Central y África noroccidental. Prefiere suelos secos y soleados para crecer, junto a carreteras o zonas que no se cultivan.
Planta herbácea, puede llegar hasta los 90 centímetros de altura, aunque sus flores son pequeñas (de 3 a 5 milímetros) y amarillas. Las hojas son de color verde blanquecino y de tacto suave.
Este género de plantas que curan tiene una raíz perenne que, aunque se seque con la llegada del frío, vuelve a renacer con la primavera. Para fines terapéuticos, se utilizan los tallos, las hojas y las flores.
Entre sus componentes, destacan:
- Lactonas sesquiterpénicas, que proporcionan el típico amargor de la planta.
- Flavonoides, con potentes propiedades antioxidantes.
- Vitaminas A y C.
- Taninos, que también aportan sabor amargo, además de ser astringentes.
- Aceites esenciales con alto contenido en tuyona, principio activo del ajenjo y tóxico por acumulación.
Plantas que curan: propiedades del ajenjo
- Digestivas, por sus principios amargos. Es recomendable cuando quieres aliviar las digestiones pesadas y la flatulencia, para estimular el apetito y eliminar parásitos intestinales. Utilízala como remedio contra la halitosis empleando las flores hervidas en vino blanco.
- Coleréticas y colagogas, es decir, activan la producción de bilis y facilitan su expulsión al tracto digestivo, por lo que se recomiendan para tratar las enfermedades del hígado.
- Antiinflamatorias. Es muy beneficiosa en los tratamientos de dolores articulares y reumatismos.
- Emenagogas. Estimula la menstruación y regula el ciclo. Pero se contraindica si estás embarazada o lactando, ya que puede provocar abortos y resulta tóxico para el bebé, al pasar a la leche materna.
Entre las plantas medicinales, puedes elegirla para tonificar el organismo, pero con prudencia, para evitar los efectos tóxicos de sus principios activos.