Desde tiempos ancestrales, el hombre ha venido usando plantas medicinales para conseguir mejorar su estado de salud. En un buen número de ocasiones, el conocimiento de las mismas procede de las recetas que han ido pasando de generación en generación. Teniendo en cuenta que la séptima parte de las plantas del planeta tienen propiedades medicinales, pensamos que es fundamental aportar cierta claridad sobre el uso, las propiedades y la conservación de unas plantas que siguen salvando vidas.
Los medicamentos industriales basan su éxito en la imitación química de los efectos provocados por las plantas que curan. Una simple aspirina, ácido acetilsalicílico, no deja de ser un trabajo de laboratorio que imita los efectos de la cocción de la corteza del sauce. A continuación, glosaremos cómo se usan estas plantas y cómo pueden mejorar tu estado de salud fácilmente.
Plantas que curan, ¿cómo se usan?
Cada planta tiene una estructura distinta. En algunas ocasiones se puede aprovechar en su totalidad, en otras solo es válida la raíz o las hojas. Tras conocer qué parte se puede utilizar podrás consumirla llevando a cabo las siguientes operaciones:
- Infusión. Válida para aquellas plantas de las que se aconseja usar las hojas, las flores o el tallo. Es fundamental evitar que el agua hierva con la planta dentro. Lo habitual es poner el agua en el fuego durante diez minutos. Cuando comience a hervir se retira y se añade la planta. Es importante dejar reposar esta preparación durante diez minutos para conseguir los mejores efectos. En algunos casos, como el del té verde, con cuarenta segundos es suficiente para que no se pierda la efectividad de los taninos. Esta modalidad de preparación es muy práctica para plantas como la salvia, el té verde, la melisa, el castaño de indias, el cardo mariano o la cola de caballo entre muchas otras.
- Decocción. Se lleva a cabo para conseguir extraer las propiedades de las partes más duras de la planta como la raíz o los tallos más leñosos. Tras llenar un recipiente con agua se añade la parte a tratar. Es importante que este proceso se haga a fuego lento para lograr que la planta vaya destilando toda su sustancia. Este tratamiento es apropiado para plantas como el jengibre, la cáscara sagrada, el diente de león, el regaliz o el sauce.
- Tintura. El alcohol facilita que la planta «expulse» todo su contenido y además conserve sus propiedades. Si se prefiere hacer una tintura en casa se aconseja el uso de vodka para conseguir los mejores resultados. Ciento veinte gramos de la planta escogida y medio litro de esta bebida han de introducirse en un recipiente de vidrio. Hay que dejar macerar esta mezcla, sin que le de el sol, durante catorce días. El resultado lo podrás tomar tal cual o bien diluirlo en agua o en alguna infusión. Esta operación es muy práctica con plantas como la Angélica, el Castaño de Indias, la Caléndula, el Hipérico o la Menta.
- Jarabe. La idea que subyace a esta manera de usar las plantas medicinales es evitar que el sabor amargo de ciertas plantas produzca rechazo en el paciente. Doscientos cincuenta mililitros de vinagre, trescientos gramos de miel y unos cincuenta gramos de la planta escogida se llevan a ebullición hasta que se consiga la textura deseada.
- Maceración. Puede practicarse con alcohol, agua o aceite. En agua es conveniente añadir hojas, tallos blandos y flores y esperar doce horas. Si los tallos son leñosos es mejor esperar un día. En aceite el tiempo de espera será de entre seis meses y un año. En alcohol se aconseja esperar tres semanas o el tiempo estimado si se desea que el resultado tenga más propiedades.
- Trituración/Pulverización. Las partes más leñosas de las plantas necesitan ser molidas, existen en el mercado máquinas específicas para este trabajo, para conseguir crear un polvo que se pueda usar en cataplasmas y preparaciones de uso tópico. Si se necesita pulverizar las plantas, obteniendo un polvo más fino que el procedente de la trituración, se puede optar por el uso de molinillos industriales que consigan el resultado deseado.
- Zumo. Dependiendo de la textura de cada planta, resulta muy útil añadirlas a licuados para conseguir mejorar sus propiedades. Las hojas de frambuesa o la raíz de jengibre son de las más usadas.
Principios activos de las plantas medicinales
Se entiende por principio activo la sustancia que provoca una reacción en el organismo del que la ingiere. Cada planta medicinal tiene una amplia variedad de principios activos, por esta razón puede curar diversas dolencias al mismo tiempo. Entre estas sustancias destacan las siguientes:
- Carbohidratos. Tras la fotosíntesis, la planta almacena estas reservas energéticas en forma de almidón. Al ser ingeridos por el ser humano, y combinarse con oxígeno, provocan un aumento de energía. El término glúcido, por su contenido en glucosa, es también usado para denominar a este principio activo. Entre las plantas con mayor número de carbohidratos destacan el lino, la guayaba y la cereza. Es importante mencionar que esta sustancia aporta también mucílagos (necesarios para proteger la mucosa del aparato digestivo y por su poder antiinflamatorio) y pectina (lubrica el intestino y evita el estreñimiento).
- Taninos. Se caracterizan por su interacción con el colágeno permitiendo así que la piel sea más resistente y favoreciendo las mucosas. Son astringentes y suelen tener un sabor amargo. Podrían citarse, por su alto contenido en taninos, a plantas como el té verde, los arándanos o la zarzamora. Palian los problemas digestivos, tienen un alto poder antioxidante y antiinflamatorio y favorecen la coagulación.
- Glucósidos Este principio activo es el resultado de la descomposición hidrolítica de la planta. Se usa en terapias naturales la sustancia llamada genina, o aglucón, por sus múltiples propiedades. Dentro de esta sustancia hay una serie de grupos entre los que destacan los siguientes:
- Cianógenos. Combinados con la saliva se convierten en ácido cianhídrico. Se encuentran en la almendra amarga, las hojas del cerezo y la flor del saúco negro entre otras plantas. El nivel de toxicidad es muy alto.
- Antraquinónicos. Destacan por su acción laxante. El Aloe y la Rubia presentan un alto contenido.
- Fenólicos. El ácido fenólico tiene como principal virtud el mejorar los síntomas de enfermedades reumáticas y mejorar el tono muscular. Plantas como la menta, la mejorana y el toronjil son útiles para estas dolencias.
- Acíbar. Ayuda a calmar los problemas estomacales, la amenorrea, la gastritis e incluso los problemas cutáneos si se usa de forma tópica. El Aloe Vera es una de las plantas medicinales con mayor contenido en este glucósido.
- Sudoríficos. Este tipo de glucósido es muy eficiente a la hora de curar enfermedades respiratorias (gripes, resfriados) y para mejorar el funcionamiento del aparato digestivo. A destacar plantas como el jengibre, la ruda o la manzanilla.
- Saponínicos. Tienen una vital importancia como antibiótico natural y presentan propiedades ansiolíticas. Plantas como la verbena o caléndula son las que mayor contenido en este glucósido presentan.
- Cumarínicos. Influyen en la mejora del tránsito intestinal. Son útiles para estimular la función renal. Curiosamente, muchas verduras usadas en la gastronomía contienen estas sustancias. El apio o el limón, junto a la manzanilla, son buenos ejemplos de lo arriba indicado.
- Flavonoides o biofiavonoides. Mantienen la salud cardiovascular, eliminan toxinas, depuran el organismo y presentan propiedades antibióticas. El limón, la mejorana y el orégano los contienen.
- Aceites esenciales. Favorecen la fertilidad, facilitan el funcionamiento del aparato reproductor femenino, equilibran los niveles de glucosa en sangre y aumentan el apetito por lo que son aconsejables en casos de anemia. Destacan, entre otras, el anís estrellado, la artemisa y el ajenjo.
- Ácidos orgánicos. Se dividen en acetilsalicílico, málico, tartárico, cítrico, oxálico y grasos. Estos principios activos se concentran, principalmente, en los frutos de cada planta. El Lino, las uvas o la Pulmonaria son solo tres ejemplos en tan amplio grupo de plantas.
- Fitoncidas. Son el principio activo más desconocido y el más útil. Estas sustancias volátiles las crea la planta para protegerse de cualquier ataque. Pasear por el bosque o por una zona con plantas medicinales incide directamente en la mejora inmediata del sistema inmunitario e incluso podría llegar a protegernos de graves enfermedades.
- Alcaloides. Este principio activo es la base del éxito de una larga serie de medicamentos industriales. Por su composición en nitrógeno, oxígeno, carbono e hidrógeno presentan propiedades alcalinas que crean sales de diversos efectos sobre el cuerpo y la mente. Tienen efectos psicotrópicos y analgésicos. Mejoran el funcionamiento del sistema circulatorio y del aparato respiratorio. Destacan plantas como la belladona, la quina o el cacao. Es importante comprobar la toxicidad de cada una de ellas para evitar problemas graves de salud o incompatibilidad con otros tratamientos farmacológicos.
- Amara (sustancias amargas). Se dividen en tres grandes grupos: tónicas, aromáticas y acrias. El primer grupo se usa para aumentar el apetito y para mejorar el funcionamiento del sistema digestivo. El segundo para equilibrar la función del hígado y la vesícula biliar así como por sus facultades antisépticas. El último grupo actúa, de forma directa, sobre la circulación sanguínea. Podrían mencionarse plantas como el jengibre, la pimienta o la alcachofa entre las más usadas y saludables.
- Fitoestrógenos. Son fundamentales para hacer más llevadera la menopausia y más saludables que los tratamientos hormonales sustitutivos. Si ya estás tomando este tipo de medicación, consulta con tu ginecólogo sobre la idoneidad de tomar plantas como el trébol, el regaliz o la alfalfa que son las más útiles para conseguir paliar los molestos síntomas de esta etapa de la vida de la mujer.
- Esteroles. Son usados para mejorar la circulación sanguínea y para bajar el colesterol y evitar la aparición de dolencias como la arterioesclerosis. El diente de león, el maíz y la salvia son las plantas más usadas en preparados que pretenden, y consiguen, obtener estos efectos tan beneficiosos.
- Antitumorales. Aumentan la cantidad de células NK, básicas para reforzar el sistema inmunológico de manera efectiva y lograr protegernos del cáncer. El Anamu ha demostrado su eficacia en varios estudios realizados recientemente sobre este útil principio activo. Aunque en algunas fuentes se indica que esta planta es un útil coadyuvante en tratamientos de quimioterapia, no olvides nunca que tu oncólogo es la única persona que te puede permitir, o no, su consumo.
- Vitaminas, minerales y oligoelementos. Cada planta medicinal tiene un contenido nutricional distinto, pero en todas ellas es muy fácil encontrar vitaminas varias-especialmente del grupo A, B y C-, así como varios minerales y oligoelementos. De hecho, el efecto saludable de estas plantas no se limita a reducir los síntomas de una enfermedad sino también a mejorar el estado físico y mental de forma general. Este aporte nutricional ha de ser controlado para evitar un exceso de vitaminas o minerales que podrían causar el efecto contrario. Comenta con un profesional de la medicina qué tomas exactamente- complejos vitamínicos, plantas medicinales, etc.- para recibir el mejor consejo posible.
Precauciones y efectos secundarios
Como venimos exponiendo, una planta medicinal lo es porque interactúa con las sustancias que tenemos en nuestro organismo. Al igual que sucede con sus imitaciones químicas, o medicamentos si prefieres el término, no todas las plantas son beneficiosas para todo tipo de personas. La toxicidad de un alto número de frutos es un claro ejemplo de lo antedicho. Lo mismo sucede en el caso de mujeres embarazadas o lactantes y los niños. En estos casos es fundamental contactar con un profesional que guíe el tratamiento.
Es importante mencionar, igualmente, que tomar una planta medicinal de forma continua no provoca ningún efecto. Es decir, hay que delimitar muy bien cuál es el problema, cómo se puede solucionar y una vez terminado el tratamiento comprobar que el organismo ha podido salvar esa situación de forma exitosa. Estas plantas que curan podrían contener los mismos principios activos que la medicación que te hayan recetado. La duplicidad podría provocar casos de toxicidad poco recomendables.
La variedad de principios activos de cada planta es una de las características más destacables de las mismas, pero no siempre resulta útil para cada paciente. Por este motivo, hay que comprobar, de forma minuciosa, el tipo de efectos secundarios que puede provocar la ingesta de cualquier tipo de preparado, jarabe o cápsula. Comprueba que no tengas fiebre, que no tengas problemas estomacales y que tu tensión sea la habitual. En caso positivo podrás seguir tomando, durante el tiempo determinado, el preparado en cuestión, pero siempre bajo la supervisión de un profesional.
Ten siempre presente que esta web es informativa y que ante cualquier tipo de problema has de acudir a tu doctor para recibir un diagnóstico que sea el primer paso para comenzar tu curación. Nuestras orientaciones se basan, como comprobarás, en enfermedades que han sido ya diagnosticadas por lo que has de someterte a las pruebas médicas necesarias para saber cuál es el problema y qué tratamiento es el más útil en tu caso.
Recolección y adquisición de plantas medicinales
Si has optado por cultivar en casa las plantas medicinales debes saber que la recolección se lleva a cabo al final de otoño. En caso contrario, se te aconseja acudir a los comercios especializados. Para identificar a una tienda de calidad deberás observar si venden, o no, bolsitas con las hojas de las plantas trituradas. En caso afirmativo, pregunta por la procedencia de las mismas. Casi en un cien por cien de las ocasiones provienen de huertos especializados que son gestionados por los propietarios del comercio.
¿Es importante este último punto? Pues sí. Si el propietario tiene acceso directo al huerto en cuestión es más fácil que conozca las propiedades, que pueda escoger las plantas y que te esté ofreciendo un producto de alta calidad que logre el ansiado objetivo de curar tu dolencia. En la conclusión ampliaremos este apartado ofreciéndote más consejos al respecto.
Igualmente, debes tener siempre en cuenta que este tipo de productos no se vende a granel y que no debes usar tu libre albedrío para adquirir plantas medicinales. Confía siempre en una persona que haya estudiado fitoterapia y que conozca los principios activos que pueden serte de utilidad. Así, conseguirás que el tratamiento que se te aconseje sea el que necesitas para superar tu problema.
Plantas medicinales más destacadas
Resulta casi imposible delimitar cuáles son las plantas medicinales más vendidas del mercado. Hemos realizado una pequeña selección para que conozcas las propiedades de las diez más usadas.
- Amapola (Papaver rhoeas). Sus pétalos son la parte más usada en fitoterapia. Su alto contenido en mucílagos suaviza la mucosa intestinal. Es muy útil para calmar la tos y para paliar los síntomas del asma.
- Eucalipto (Eucaliptus globulus). Sus hojas son usadas, desde tiempo inmemorial, para ser hervidas e inhalarse el vapor resultante. Tiene un alto poder expectorante y mejora la circulación sanguínea.
- Cardo mariano (Silybum marianum), conocido también como alcachofera, destaca por mejorar la función hepática y por ser un poderoso depurador del organismo.Ayuda a mejorar el funcionamiento del aparato digestivo.
- Romero (Rosmarinus officinalis). Se suele usar como ingrediente en cocina, pero especialmente en aceite esencial o alcohol. Mejora la circulación y ayuda a despertar el apetito y a mejorar las úlceras provocadas por postración.
- Harpagofito . Es una de las plantas con mayor éxito entre los aquejados de enfermedades articulares. A su poder antiinflamatorio se le debe añadir la facultad de abrir el apetito. Depura el organismo y baja los niveles de colesterol.
- Ginkgo. Consigue mejorar la circulación sanguínea y evita la aparición de trombos. Tiene una gran utilidad en caso de padecer tinitus o acúfenos. Es muy útil para mejorar las varices y para eliminar la sensación de piernas cansadas.
- Menta. Tan básica planta ayuda a mejorar los síntomas del sarampión, corta los vómitos y se puede aplicar para mejorar el aspecto de las quemaduras. También destaca por reducir los dolores provocados por la artritis reumatoide.
- Manzanilla. La más sencilla de las flores es, posiblemente, la planta medicinal que más propiedades tiene. A su alto contenido en principios activos hay que añadirle su capacidad para hacer la gripe más llevadera. También mejora la artritis, la nefritis, las hemorroides y la blefaritis.
- Sauce blanco. Su efecto es idéntico al de la aspirina, es un potente antiinflamatorio. Su capacidad antipirética se ve aumentada por su eficacia para luchar contra dolores leves o intermedios. Evita daños estomacales y su consumo es apto para la mayoría de personas.
- – Alcachofa. Su papel principal como ingrediente en muchas recetas de la cocina mediterránea se completa con unas propiedades magníficas. Equilibra el funcionamiento del hígado, propicia la segregación de bilis, baja el colesterol y controla los niveles de glucosa en sangre. Es una de las plantas más efectivas.
- Ginseng. Es uno de los tónicos más usados. Genera energía y ganas de estar activo. Los últimos estudios apuntan a su efectividad en el tratamiento de enfermedades como el párkinson y el Alzheimer.
- Aloe Vera. A su uso tópico- idóneo para calmar irritaciones de la piel- se le adjunta su capacidad para proteger la córnea de los diabéticos. También ayuda en casos de problemas digestivos de diversa índole.
- Hinojo.A su peculiar sabor se le une una gran capacidad para aumentar la cantidad de leche en las lactantes. Depura el organismo, elimina los gases, es antibiótico, antiinflamatorio, antipirético y analgésico. Sin duda, una de las plantas más completas en lo que a efectos se refiere.
- Valeriana. Su poder ansiolítico e hipnótico la ha convertido en la gran protagonista de cada noche para muchas personas. El ochenta por ciento de los que la usan diariamente destacan que ha mejorado su calidad de sueño y que no sufren efectos secundarios al despertar.
Plantas medicinales que curan
Tras haber conocido las características principales de las plantas medicinales, sus principios activos, las precauciones que hay que tener presente, cómo se pueden conseguir e incluso haber conocido las propiedades de las más usadas, llega el momento de hacer balance de todo lo arriba glosado y de la importancia que el uso de estas plantas tiene para mejorar, de forma progresiva, tu estado de salud.
El primer punto, y el más importante, es adquirirlas en un comercio especializado que ofrezca garantías. En los últimos tiempos proliferan, en mercadillos y ferias medievales, puestos temporales que ofrecen estas plantas y que garantizan una serie de propiedades que ni se ajustan a la realidad, ni pueden asegurarte. ¿Por qué? Pues porque la conservación de estas plantas es tan importante como su forma de consumirlas. Un saco al aire libre supone exponer a todo tipo de gérmenes y cambios de temperatura a las plantas. Esta es la mejor manera para conseguir que las mismas pierdan toda su eficacia. Comprar estas plantas en un herbolario te garantiza que estarás comprando el producto con las condiciones de conservación adecuadas y, sobre todo, con el asesoramiento de un conocedor de esta materia.
Si bien en enfermedades leves o crónicas las plantas medicinales son de gran ayuda para sobrellevar los síntomas o hacerlos desaparecer; en las enfermedades graves no han de sustituir nunca al tratamiento recetado por un profesional de la medicina. Es muy importante evitar caer en este error. En caso de quererlas usar ha de exponerle este deseo al profesional que lleva tu caso para que te aconseje de forma eficiente. Recuerda que los principios activos, arriba descritos, de estas plantas pueden interactuar con los de las medicinas de origen químico y provocar problemas de toxicidad que agravarían tu estado de salud.
Los efectos de estas plantas sobre el organismo son más lentos que los de los medicamentos, pero quizás más duraderos en el tiempo. Tampoco dañan el hígado o el estómago y son recomendables para todo tipo de personas salvo para las excepciones arriba especificadas.
Las plantas medicinales son una alternativa, pero nunca una solución a un problema de gravedad. Olvídese de las falsas promesas y de los charlatanes que prometen curar el cáncer o la leucemia con el consumo de una planta determinada. Hay que subrayar que la ingesta de cantidades ingentes de estas plantas termina provocando el efecto inverso al que se buscaba al comenzar el tratamiento. Respete lo que le indique el especialista y no se exceda en el uso de estas plantas.
El aumento progresivo, y exponencial, del número de medicamentos químicos no ha conseguido restarle importancia al uso de este tipo de plantas. Es más, un porcentaje cada vez mayor de la población mundial parece querer seguir apostando por seguir explorando la validez de nuevas plantas que consigan eliminar enfermedades de forma más efectiva y económica.
La OMS (Organización Mundial de la Salud) ha emitido un informe en el que ha dejado atrás la idea de inocuidad de estas plantas para convertirlas en elementos curativos de pleno derecho. De hecho, ya se está trabajando en la elaboración de un listado de medicamentos herbarios que ayuden a paliar los efectos de todo tipo de enfermedades en diversos puntos del planeta.
El consumo de plantas medicinales puede mejorar tu salud, pero, dependiendo de tu dolencia, podrías necesitar la ayuda de la medicina. Ten siempre presente esta idea e intenta combinar el uso de las plantas con el de los medicamentos que se te receten. Solo así conseguirás mantener un perfecto de estado de salud.